En una extraña madrugada
de luna llena y noche templada
los arboles se agitan quieren huir
de un lobo que acecha en la oscuridad
ojos rojos, pisadas de algodón
desoyendo las leyes de dios
no te puedes esconder, hambriento está
su gruñir anuncia un huracán
bastara un leve movimiento para delatar
el aroma perfecto para hundir
no parar hasta sufrir la gloria eterna
con los colmillos en la piel, en la yugular
y no hay porque temer
ya no hay nada que perder
los baños de sangre suelen purificar
por las noches, con luz de luna.
quiero temer