Exilia estos ojos que no te miran mas
esta imprudencia que tu traduces en falsedad
podemos matarnos sin hablar
pero me conformo con verte
sin amarrarme de esta burda ansiedad.
La distancia es solo la respuesta
de oídos sordos y golpes bajos
el reflejo de un interés desnutrido y pálido
donde la soledad juega con los malos hábitos
con la aparente amistad como pésimo aliado.
Podría pagar por desaparecer
este amor encallecido al egoísmo,
pero mis palabras están demás
cuando se convierte en monologo
lo que debería ser un debate de todo menos “anónimo”.
Te quiero y no me pesa sentirlo,
te desprecio
y tampoco me cuesta mentir al decirlo.
Roba de este cuento lo que quieras,
yo me quedo con lo que a ti te sobra
aunque te equivoques al mencionarlo como hipocresía
en esta jugada solo se apuesta
cuando hay una ganancia anticipada
pero yo apostaría por ti
aunque me declare abiertamente derrotada.
Lo que nos desune es esa mercadotecnia enviciada
nunca hubo complacencia
la cobardía en estos casos
también se mueve por conveniencia.
Tu me vendes derrotas en la mirada
triángulos absurdos y ajenos a manos llenas
guardandote el albur
no te conozco, pero me sorprende el verte huyendo.
Regalame un adiós pero sincero
sin sombras en el espejo
toma el valor como convicción,
yo te regalo un te quiero sin pedir verte de nuevo
sabiendo que en menos de un minuto
se te escurrirá de entre los dedos.
Así es nuestra historia,
no estamos tan solos después de todo,
pero si estamos tan locos
como para perderlo todo…
Despídete de nuevo!!