Tapa tus oidos, Escúchame! Calla, pero gritaaaa! Mírame con tus ojos ciegos, pues que has de ver que no hayas vivido, ama lo que no has visto y sonríe a lo que esta frente a ti, en esa oscuridad tan inmensa a la cual has encendido fuego y hay una sensación inexplicable, inexplicable como tu piel tan suave que emerge de un alma bondadosa y noble, de la ternura de este corazón terco, lleno de amor y de ternura asombrosa, asombrosa como tu misma esencia que perdurara hasta que no haya más aliento que absorber, descansando en los límites de la locura trascendental del espacio ambulante que invade nuestras mentes y que acaricia con suave desdén nuestras almas, nuestras almas que pronto se unirán con votos de por medio, votos de amor, de fidelidad, de confianza, de lealtad…