Yo lo odie, sin haberlo conocido, que no fue poco lo que hizo. Mi corazón con 19 años no resistió, lloré más que cuando murió mi abuelo. Porque a mi abuelo le estaba llorado, aquel otoño de 1998. Porque mi abuelo era ese equipo de Gwynn, Brown, Caminiti, Hoffman. Los Padres de San Diego.