La noche aun era temprana
hacia frio y desde temprano
estabas bajo las sabanas,
la lluvia afuera era solo el colofón.
Me metí en tu cama,
tu blusón era suave
como el roce de la seda,
pero más agradable era tu piel.
Me recosté detrás de ti
mis dedos se recrean en tu espalda,
ya la noche estaba ahí,
mientras jugamos sin darnos la cara.
Entre tanto dibujo con mis manos tu relieve,
delicadamente recorro tus claveles
pellizcando tus botones
escucho tus delirios de pasión.
Mis sentidos se desbordan
con el sabor de tu piel,
acariciando tu cintura
puedo ver amanecer.
Conozco la sensación
los nuevos ritos tienen poder,
en tu altar podre pretender,
alcanzar la inmortalidad de mi alma.
Nada mas exquisito que los dibujos en la piel.